Dicen que los primeros vuelos
suelen ser cortos, fugaces, llenos de aleteos aún desincronizados, confusos y
con la adrenalina al mil por ciento…
Pichona se levantó un día,
desempolvada, sucia y con muchas ganas de volar. Pichona no pudo descansar más;
comenzó a construirse, a revelarse, recogiendo sueños y venciendo adversidades,
una a una, con pequeños aleteos, con la adrenalina al mil por ciento.
Es entonces que me encuentra de
improvisto, saliendo del huevo y tratando de remendar mis primeros jirones;
ella se levanta, a plan de poesía echa sus primeros vuelos y baila… con un
ritmo desenfadado, loco, llano, simple pero audaz.
Ya no es la que era antes, ahora
la vemos guiada por los pasos de un pequeño grande, recorriendo el charco
marchando al compás de un riff sentencioso, fluyendo con una armónica
juguetona; de arriba hacia abajo, por los parques, por las plazas, por los
bancos, los centros comerciales, los tweets, los likes y las telarañas
invisibles que la enlazan, la envuelven y la envían a rincones que jamás había
pensado volar.
Pichona no quiere morir, Pichona
es ardiente, fuerte y VIVA. Pichona apuesta tan alto que muchos no lo creen,
que duele en almas enfermas y goza en espíritus libres.
Pichona es un pacto, un deseo,
una esperanza al rojo vivo; prefiere comenzar liviana, llena de amigos, llena
de mentes “dementes” que la recogen para sí y le regalan un recuerdo latente,
una marca indeleble, para luego devolverla al vuelo, allá, donde quiere llegar.
Les invito a conocerla, y conocer
junto a ella a todos los que “fuimos parte permanente de volar mejor”,
nombrados y anónimos, en los conciertos, en la red, en la obscuridad de nuestra
habitación, luchando con el día a día, dejándonos toda la vida por el arte.
Todos estos hermanos del alma que hacen que este sueño que apenas comienza,
comience de la mejor forma.
El Rococo.
Mira el videoclip:
Descárgate el corte desde aquí:
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